martes, 7 de abril de 2020

"Siempre mi ángel de la guarda"

Hoy no es un día cualquiera. Hoy hace ocho años que te fuiste. Y duele.

Pero mientras lloraba en mi cuarto, me he fijado en el balón del atleti que tengo en la estantería. Ese que tus compañeros de trabajo firmaron y me regalaron el día que te homenajearon, el mismo día que le pusieron tu nombre al aula en la que siempre dabas clase, y que cantaron Maria Dolores Pradera y plantaron un árbol en el patio en tu honor, para que siempre hubiera un poquito de ti allí. Tu trabajo te encantaba, lo sabíamos todos.

Después, he cogido el libro que me hicieron tus amigos, los de toda la vida, y lo he leído otra vez. He leído cada una de las anécdotas y cada una de las dedicatorias que tus amigos dejaron escritas en él. Me lo dieron en una comida que todos ellos organizaron, para reunirse y para contarme alguna batallita (y para emborracharse, pero yo tenía 16 y todavía no me gustaba la cerveza).

Analizando un poco todo, soy consciente que no soy la única persona en el mundo que te echa de menos. Dejaste tantos corazones rotos que no podría llegar a numerarlos. Porque te hacías querer y querías con locura, porque eras bueno, porque estabas ahí siempre para quien te necesitaba... Y saber eso me hace estar hoy un poquito menos triste.

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