lunes, 26 de noviembre de 2018

Confesiones VI

Ver fotos del pasado, duele. Leer cosas del pasado, duele. El pasado, mi pasado, duele.

¿En qué momento todo empezó a desmontarse en mi vida, en qué momento todo empezó a ir mal? ¿Por qué mi cuerpo soporta tanta mierda, tantos años de lucha constante? 
Tantos temas tabú, que al final son problemas que se amontonan unos encima de otros, y luego salir de ahí abajo es cada vez más complicado. Es complicado volver a querer, volver a confiar, perdonar... es complicado olvidar. Es complicado levantarte, cuando la gente que te levantaba, tu gente, hace mucho que no está; cuando te da miedo abrirte demasiado con las personas que sí están. 
Estoy agotada, cansada de estar triste, de que mi felicidad tenga siempre fecha de caducidad. Estoy cansada de la vida, de mi vida, de fingir que todo va bien, de que la gente se piense que no pasa nada y que lo he superado todo. Porque si pasa, todo pasa. 
Todo el pasado vuelve, y cuanto más tiempo pasa más cosas carga mi espalda, y al final no podré soportarlo más.

Creo que ya no lo soporto más.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Confesiones V

Después de la tormenta, siempre llega la calma.

Es lo que suelen decirte cuando estás en mitad de la tormenta, y entre vendabal y rayos, no llegas a creerte que vayas a salir vivo de ahí. Que siempre va a llover sobre mojado, que el ruido de los truenos no te va a dejar dormir en paz nunca más.
Pero es cierto, llega la calma. Sale el sol, y te pones tus vaqueros favoritos para salir a la calle sin miedo a que se te llenen de barro. Te vuelves a sentir entera, guapa, tú misma. Viéndola desde lejos, la tormenta no ha dado tanto miedo como cuando estaba encima de ti.

Como dijo el grande de Fito: Todo llega y todo pasa, como un espejismo.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Confesiones IV

¿Se puede superar algo cuando no quieres hacerlo? ¿Cuando crees que es demasiado pronto para haberlo superado? Creo que he sido una persona que ha ido un paso por delante de las demás, o al menos así me he sentido siempre. Viviendo demasiado deprisa, descubriendo cosas de la vida demasiado joven, cosas que aún me cuesta llevar a la espalda.

Pero no entiendo cómo ya no puedo sentir dolor, ni amor, ni angustia, ni pena. Cómo se han ido tan deprisa los sentimientos negativos (menos los nervios, aunque ellos me ayudan a estar alerta).

No quiero estar preparada para alguien más, no quiero estar preparada para volver a vivir algo bonito. Me da miedo que alguien intente acercarse a mi, porque no quiero que vuelvan a hacerme daño. Para lo que sé que no estoy preparada, es para volver a sufrir.

Quiero historias carnales, quiero historias cortas y espontáneas, no quiero que nadie me marque ahora.