sábado, 4 de abril de 2015

Confesiones.

Muchas veces sientes ser la última persona a la cola del mundo, que parece que la gente pasa a tu lado rozándote y que tú para ellos eres solo viento.
Ser invisible muchas veces es una ventaja, pero otras duele.
Duele querer a la gente de tal forma que llegue a dolerte el pecho, pero que luego ellos no se acuerden de llamarte el día de tu cumpleaños.
Que me de igual lo que la gente diga, dicen, pero sentir soledad en esta sociedad es bastante jodido.