jueves, 29 de agosto de 2019

Confesiones XIV

Hace un año mi vida dio un giro de 180 grados, mi mundo se puso patas arriba y llegó un punto en el que pensé que no iba a saber vivir desde ese punto de vista, desde mi punto de vista sin que hubiera un nuestro.

La que fue la persona más importante de mi vida se fue, bruscamente y dando un portazo, llamando la atención, haciendo daño como prometió que no haría.

Me pasé semanas mirándome al espejo y llorando mientras lo hacía, pensando que había sido culpa mía porque no fui suficiente. La inseguridad hizo que llegara a pensar que nadie más iba a querer volver a tocarme, porque quién iba a hacerlo si la persona que prometió hacer feliz a estos ojos tristes decidió mirar hacia otro lado.

Me sentí vacía, sola, desamparada. Había tantos planes, tantos viajes, tantas promesas que se quedaron en el aire que creo que no podría llegar a contarlo todo.

Pero ahora sé que la persona de la que me enamoré ya no existe, o si y en realidad viví engañada durante casi cinco años, pensando que era de una manera y no de otra.

Él me hacía sentir especial, me quería y me admiraba, y lo demostraba de una manera única y bonita. Era él, siempre con todas sus consecuencias, defectos y virtudes, pero a mi me gustaba. Ahora le miro a los ojos y no veo al mismo chico sincero, auténtico y leal, sino que veo una mirada perdida que no quiere encontrarse y lo único que hace es daño a todo el que le rodea.

Y yo, idiota de mí, sigo queriendo ayudarle a pesar del tiempo y el espacio, a pesar de haberse convertido en la persona que siempre dijo odiar. Pero no puedo, no debo, y lo estoy cumpliendo.
_____
Después de un año he vivido y he sentido muchísimas cosas, cosas maravillosas y alguna que otra dolorosa. Pero me siento diferente, más fuerte, más madura, mayor. Hace un año que, posiblemente y a pesar de todo, tomara la mejor decisión de mi vida, porque él no me merecía y nunca lo hará, porque no está a mi altura.

Hice borrón y cuenta nueva, y aunque costó recomponerse aquí estoy, entera, segura, libre, y sobre todo feliz.


Ya importan menos las penas
que antes nos dolían tanto. 
Y mientras la gente cuerda grita, llora, sufre y niega, 
a los locos nos verán bailando.
(...) 
Y ahora sentimos tan lejos
los antiguos miedos. 
Ahora que no queda tiempo
aparecen nuevos. 

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