lunes, 8 de junio de 2020

Confesiones XXVII

Supongo que llevo tanto tiempo esperando a que me pase algo bueno, que ya me he cansado de esperar. Solo he llegado a la conclusión de que no soy lo suficientemente buena para nada, que no lo merezco. 

No merezco un trabajo estable de algo que me gusta porque nunca he destacado, siempre he sido la segunda, a la que nunca quieren. 

No merezco una persona que esté conmigo, porque cuando estoy sola lo único que hago es estar triste, y nadie quiere a alguien triste en su vida. 

No merezco una familia estructurada, porque ya tuve una de las mejores infancias que muchos envidiarían, o quizás es que idealizo las cosas con el paso del tiempo y mi vida ha sido siempre una mierda pero la inocencia no me dejaba verlo. 

No merezco que mis amigas escuchen mis problemas, porque a ellas les están pasando cosas bonitas y no necesitan escuchar las desgracias ajenas, porque no les valen de nada. 

Llevo mucho tiempo en este pozo, del que todo el mundo me dice que intente salir, que me esfuerce, que lo voy a conseguir. Pero nunca llega, y es que me he cansado de dar mucho para no recibir nada. Ya no quiero ser así. 

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