Después de la tormenta, siempre llega la calma.
Es lo que suelen decirte cuando estás en mitad de la tormenta, y entre vendabal y rayos, no llegas a creerte que vayas a salir vivo de ahí. Que siempre va a llover sobre mojado, que el ruido de los truenos no te va a dejar dormir en paz nunca más.
Pero es cierto, llega la calma. Sale el sol, y te pones tus vaqueros favoritos para salir a la calle sin miedo a que se te llenen de barro. Te vuelves a sentir entera, guapa, tú misma. Viéndola desde lejos, la tormenta no ha dado tanto miedo como cuando estaba encima de ti.
Como dijo el grande de Fito: Todo llega y todo pasa, como un espejismo.
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